El sector del retail ha utilizado diferentes herramientas para medir la satisfacción de sus clientes cuando interactúan con sus marcas. A medida que el consumidor se ha ido sofisticando, estas herramientas han ido perdiendo validez, simplemente porque el consumidor desafía a las marcas a adaptarse a la misma velocidad que él o ella lo hacen y las marcas a su vez, no tienen esa capacidad debido a que hasta hace poco las herramientas existentes no lo permitían.
¿El resultado? Hoy en día el 91% de los clientes insatisfechos confiesa que no volvería a comprarle a marcas que no prestan un buen servicio al cliente. Durante mis visitas a clientes en Latinoamérica, he logrado entender que el problema más serio radica en que las empresas utilizan metodologías que si bien es cierto funcionaban en el pasado, hoy día han quedado obsoletos.
Por esta razón, las encuestas de satisfacción tienen una tasa de respuesta menor al 1%. Aparte de los bajos índices de respuesta, los datos que entregan estas encuestas toman meses en tabularse, analizarse y entregarse a los responsables de servicio al cliente. ¿El resultado? Un análisis post-mortem de la experiencia de los clientes.